Esta es la historia de la tusa
Una tusa no se le desea a nadie, a nadie, ¡a nadie! Ni siquiera al cabrón (a) que le causó la suya. Y como es tal vez la historia más larga de contar es probable que esta entrada se vuelva dos o incluso tres si es que me da el contenido, la paciencia y no empiezo a chillar a moco tendido.