Esta es la historia de mi cerebro idiota
Hola, soy Lola y soy adicta a la adrenalina.
Hay varios tipos de adicciones y el mío es a la adrenalina, me encanta sentir el vacío en la panza de las montañas rusas, montar en cuatrimoto por ahí, botarme en paracaídas y cualquier otra cosa extrema que se le ocurra es probable que la tenga en mi lista de pendientes.
Pero esa parte de mi cerebro que es adicto a la adrenalina también es idiota y se encarga de tomar pésimas decisiones, por ejemplo, con los hombres. Esta es la historia de lo mal que escojo o no escojo porque creo que ni me da para eso.
Ese olor a cigarillo y una espalda enorme. Todo gritaba peligro u olia peligro o se sentía a peligro. Era peligroso y punto. Pero a mi me encantaba.
¿Por qué era peligroso? fácil porque era de la oficina y uno no mezcla el corazón con la nómina. Y además porque claramente ya lo tenía identificado y eso implica que ya sabía lo que toda una oficina opinaba de él: el man es un perro, les hace a todas. Y aquí es donde mi cerebro idiota no interpreta las señales de peligro, se funde y suena solamente mi voz babeando gritando: ayyy pero es tan lindo. ¡Maldita sea Lola si revísate!
Mi cerebro idiota también actúa como si tuviera 15 años. Permítame le explico cómo: El peligro se me acercaba y yo le huía, el peligro hablaba y yo gritaba, el peligro se iba y yo lo buscaba. Era todo como una mini-tk mientras de fondo de oía «Sacúdelo que tiene arena, qué tiene queeee? tu sabeeee» – Solo para que sepa, yo sí que lo sacudo y lo sacudo bien –
Después del incidente en el que claramente caí en las manos del peligro por culpa de mi cerebro idiota, mi cerebro siendo aún más idiota, espero pacientemente a que el peligro me escribiera, me invitara a un conito de McDonalds o me saludara cuando pasaba por mi puesto en su camino al baño. Ninguna de las anteriores paso -Bueno el conito si, pero me lo compré yo y me lo estoy comiendo mientras escribo esto –
A la fiesta de Navidad de la oficina ni me voy a aparecer….
Siempre hay alguien peor. En este caso todas las pendejas que le meten corazón a la nómima. Ellas siempre estarán peor
-0 Comentario-